5. EL VALOR DEL ARTE EN LOS NIÑOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES
El dibujo es un acto complejo en el que interviene el cerebro y la mente. Para dibujar necesitamos la maduración y participación de muchas estructuras mentales. Así mismo, la creatividad está asociada con la inteligencia y durante mucho tiempo se consideró al individuo poco inteligente incapaz para desarrollarse creativamente. Hoy se conciben varios niveles de creatividad según el cociente intelectual.
El nivel de creatividad en cualquier niño que padece un déficit cognitivo es limitado. Sólo aquéllos de cociente menor de 30 no desarrollan apenas conductas creativas.
Frecuentemente, los niños con alguna alteración cognitiva padecen trastornos del lenguaje o de movimiento, pudiéndoles causar aislamiento e inadaptación social.
Las actividades creativas juegan un papel esencial para favorecer la expresión espontánea, la comunicación, la percepción, la organización espacio-tiempo, etc. en estos niños.
Un niño hidrocefálico, permanentemente frustrado por su falta de coordinación, fue persuadido para que pintase por primera vez. Cuando vio lo que había realizado quedó maravillado ante su propia creación. Pauline Tilley subraya que experiencias como ésta son suficientes para considerar la importancia de ofrecer oportunidades creativas a niños con algún tipo de disarmonía.
El niño hiperactivo puede realizar las actividades artísticas marcando su propio ritmo de trabajo y conseguir así, resultados parecidos a los de los demás niños. Esto le hará sentirse parte del grupo y no vivir una repetitiva sensación de derrota.
De esta forma, se puede canalizar la agresividad de un niño hasta que se descubra la causa de tal agresividad y se pueda abordar el problema, proporcionando oportunidades para poder utilizar las acciones destructivas en una forma creativa.
Los niños ciegos necesitan una enseñanza muy especial, pero algunos aspectos del trabajo artístico, como todos los relacionados con el descubrimiento de formas y texturas a través del tacto, les pueden producir mucho placer y les permite ampliar su percepción del mundo.
Con los niños sordomudos las terapias del arte son muy adecuadas porque encuentran una forma alternativa para comunicarse. Sus habilidades y técnicas han de desarrollarse de tal forma que pasen a convertirse en una herramienta de comunicación manejable para ellos.
El psicoballet de Maite León es una muestra de que, tanto paralíticos cerebrales como niños afectados de síndrome de Down o encefalopatías, son capaces de crear belleza y bailar con la disciplina de auténticos profesionales. En una entrevista mencionaba cómo una tetrapléjica de grado cuatro dejaba la silla de ruedas y se arrastraba hasta el escenario con la motivación de actuar. Llegó a enderezar la espalda gracias a la danza, ante la incredulidad de los médicos.
El neurólogo y escritor británico Oliver Sacks narra en sus libros experiencias muy interesantes a cerca de sus pacientes. Algunos de ellos encuentran que su vida se ha relacionado íntimamente con el arte y son las cualidades del mismo las que suavizan y ayudan a superar de alguna manera los problemas que poseen, haciéndoles sentirse mejor y satisfechos con ellos mismos.
La música puede resultar muy útil en el tratamiento del mal de Parkinson porque quienes lo padecen pueden perder el sentido del ritmo en el sentido de “tempo”. La música puede darles una secuencia adecuada en el tiempo, una melodía cinética. Oliver Sacks menciona que, observar la actividad del cerebro mientras tiene lugar la apreciación y la imaginación, la escucha y la producción musical es casi tan importante como examinar la estructura misma de la conciencia.
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